LA CIUDAD DE LAS CASAS AZULES
Te inventaré una ciudad de casas azules donde siempre serás nombrada
con el nombre que inventé para ti.
¡Estás tan linda cuando luces
el nombre que inventé para ti!
Enterraremos ese otro -azaroso y furtivo- que ahora te viste en un lugar que se parezca
a todos los lugares que conocemos
para que cuando nos dé alcance su nostalgia
no recordemos dónde fenece.
Te inventaré un oficio en la ciudad de las casas azules que ocupe tus manos.
Algo así como desordenar las caracolas de la playa o
apuntalar castillos de arena.
Algo importante que entretenga tus manos para que no pierdas el día abrazada a los árboles.
Regalando el don de tus caricias a aquellos que nunca te arroparán. (A esos estúpidos ásperos a los que entregas tu cuerpo)
Te inventaré una ciudad de casas azules donde todos te conocerán
por el nombre que inventé para ti
y tus manos, hacendosas, desordenarán las caracolas de la playa o
cuidarán de los castillos de arena
para que los árboles no te susurren ya más
que echan de menos tu piel.
ESTA PLAYA
¿Qué se puede esperar
de esta sombrilla manida, oxidada y de aspecto demodé
plantada con tan poco acierto
en la playa?
¿Y qué se puede esperar de esta playa
(que ni es playa, ni es cala)
abandonada a su suerte en un estrecho
otoño
que exiguamente alcanza a serlo porque no arrastra hojas
ni trae lluvia que levante del suelo olor a tierra mojada?
¿Qué de este otoño
sin ocres ni
malvas
ni estela que lo señale?
Nada se puede esperar de esta brisa leve
que poco recuerda al otoño
en esta playa que apenas lo es
desierta hoy salvo por esta insolente sombrilla
estampada con flores cuyo color devoró el sol de nuestros infantiles veranos
y que se zarandea ora vulnerable, ora desafiante.
Nada salvo yo.
Mi yo más excelente despertado por este paisaje,
en este tiempo exacto construido de inexactitudes
donde vengo a rogarte mi amor, mi mar
que me apures.
***
Vega Cerezo Martín (Murcia, 1970) es Diplomada en Biblioteconomía y Documentación por la Universidad de Murcia. Compagina su trabajo en una editorial con dos de sus pasiones: su familia (Juan, Rocío e Iván) y la escritura. Fue ganadora de la V Edición del Concurso de Cuentos «Villa Condal de Cifuentes» (Guadalajara) por su relato «Bienvenido a California».
Desde 2007, ha sido miembro del equipo de redacción de la «Revista Socio-cultural Entrelíneas» (Alhama). Ya ha cumplido el sueño de ver publicado su libro La sirena dormida, toda una joya, del que ofrecimos un adelanto en nuestro número 12. Para saber más, su blog: