Guillermo Digiuni

DE VIDA (aliteración)

Por lo dado y lo anonadado
y lo lúgubre y la legumbre.
Tras los pasos y el peso del marcapasos
a coro y sin decoro caro y en la cara
con la primera piedra que se pierde en la hiedra
el finado fino sin fin ni faena
o pena de poner la pana
al costado sin costo que cuesta, se acuesta
bajo la luz azul de luciérnagas
en el barro que borra el barrio
los recuerdos sin cuerda
los gemidos sin gema
las carcajadas con sus carcasas ajadas
el doblón del diablo dobla
el Ángel y su gélido gel
ambos en los tambos de ámbar
nos invitan a evitar la levita
nos alejan del catalejo de laja
nos llaman sobre llamas en llama
nos echan según los hechos.
Pasamos por lo que somos y pesa
al andar por el andén
sin tramar el extremo del tramo
en delirios de lira con lirios
debido a la seda que da sed (de vida)
debido a los hombre con hambre (de vida).


(LA) MÚSICA

¿Dónde fue que te perdí
……………..que te vi por última vez?
Un mal matrimonio, un noviazgo turbulento
…………………………………………………………..tal vez
Un error de cálculo, un domingo siete
…………………………………………………o martes trece
……………………………………………………………………quizás
Una luz en el camino equivocado
Un viaje a Ítaca no programado

Yaces dentro de mi ser, lo saben los dioses,
y aúllas como lobos hambrientos, desgarrando
mis entrañas, insultando sin pudor al alba,
llorando desconsoladamente de espaldas al ocaso.

¿Cuándo fue que te mentí
………………………………….que me miraste de reojo?
Un mal consejo, una frase fuera de lugar
……………………………………………………..sin duda
Un tren sólo de ida, un día lluvioso
……………………………………………..o nublado.
Una historia que no vale la pena contar…
Una herida que me hace ser.


NUESTROS FRUTOS

Dolor, tenacidad y hiel.
Náusea, voracidad y aplomo.
Me resisto a bucear en lo profundo.
El miedo me carcome y paraliza.
El placebo del pisotón y la subida,
las aguas que llevo conmigo, las
burbujas y el barro original…
Porque siempre soy otro y vuelvo
a ser yo mismo.
Porque las fusión de las dos mitades
es, claro está, un enorme sismo.
Porque este largo viaje, estéril sería
si no te llevo conmigo.
Enséñame a pulir el grafito, a colar
el plomo, a respetar mi propio sello.
Tu grandeza no se funda en el temor
a que tenemos
sino en tu aplomo infinito
en nuestros frutos
que son vuestros.


JUNGFRAU

¿Cómo es posible, niño de oro, rostro de joven Buda,
samaritano de vocación no elegida?
¿Cuál es la fórmula para integrar la tensión entre
los opuestos? ¿Un tercer elemento, acaso?
diosa sutilmente perfumada, Virgen niña de la más
honda de mis desdichas, ¿por qué pago tan cara tu
sonrisa? ¿Por qué me apuñalas sin pudor ni clemencia,
una y otra vez, constante, disciplinada, indolente?
¿Qué hay más allá de la ciencia?, te pregunto, y como
respuesta recibo la brisa sobre el ondear de tus cabellos.
Tu virginal percepción de lo concreto, tu noción
inmaculada de lo inanimado, tu desapasionada objetividad
sobre lo animado, ¿encierra una cábala, un misterio,
acaso un dilema que no podrá jamás ser resuelto?
la distancia razonablemente sensata congela mis entrañas,
ahoga mis latidos, embriaga mi sed de vida
en la quietud negligente, derrotada.
Oh, racional seriedad detallista,
servicial búsqueda de la humana perfección
quimérica, tu karma es la cosecha,
¿por qué, insistes, entonces, en la siembra?
Tu ausencia, pues, el recuerdo del ondear de tus cabellos,
la lisura de tus sienes y el brillo mercurial de tu mirada impoluta,
y estos versos, vaya, algo cansados, de intentar compartir
tu quimérica búsqueda sin más horizonte que lo concreto y real.


DUELE

Esta mañana me he levantado, con agujas en las sienes
las legañas portaban las cenizas
de varias pesadillas sin crin ni ley conocida.
Me he puesto en pie. Junto
a la ventana lloré como un niño
mientras el alba irrumpía (implacable)
Ilusiones oníricas que permanecen quietas en lo oscuro.
He tomado café, y en la borra
temblaban resabios de sueños enojados.
Acaricié mis ojos, el conducto lagrimal,
mis sienes, acaricié mi propia frente
…y es que envejeces
un poco, cada día, y existe el temor
de no despertar a tiempo
…y es la rutina
el cotidiano sinsabor, el continente
de la memoria empujada
…y es que tienes el deber de asumir el compromiso
e intentar concretar tus sueños
aunque sean pesadillas
aunque a veces no duermas
aunque duela (…y es que duele)


Guillermo Digiuni Morillas (Córdoba, Argentina, 1972) estudia Flauta travesera y Composición. Participó en el taller literario «Juan L. Ortiz» coordinado por Jorge Reynals (Mendoza, 1995). Ha colaborado en las revistas La Chuleta, El Chamullo, Otras Voces (Mendoza, Argentina). Coordinó el taller literario «Voces del Subsuelo» (Mendoza, 2005).
Actualmente reside en Barcelona.

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