Desamor


UNA VELA CONSUMIDA

Ilustración de Alicia Cuadrado (detalle)Amor, cuando te llegue esta carta ya estaré lejos. Te preguntarás por qué me he ido, cuál ha sido el motivo por el que te he abandonado, pero no fui yo quien te abandonó, quizá no hubo ningún culpable, un poco tú, un poco yo, y un mucho de los dos.

La casa está fría sin tu presencia. La vela, que vuelca su luz sobre esta carta, tiembla y se consume mientras te escribo estas palabras. La vela, que esperaba tu llegada para combatir la luminosidad de tu sonrisa con su resplandeciente y cálida llama, hoy, desconsolada y fría, se consume, mientras que la oscuridad se adueña de la casa.

Me asomo a la ventana y veo desfilar los recuerdos felices de un tiempo que ya sólo viven en mi memoria. Pasa junto a la ventana nuestro primer «te quiero«, dicho con la vergüenza de dos adolescentes, el primer beso, apenas dos labios indecisos que se juntan, nuestra primera caricia, un leve roce como alas de mariposa. Pasan nuestros sueños, ilusiones, miedos, fantasías, componentes que formaban nuestro amor.

Éramos felices, estábamos enamorados y mi amor tenía la forma de tu vida y el tuyo la de la mía. Éramos dos cuerpos y un solo alma. Mis pensamientos y tus pensamientos sólo creían en nuestro amor. Nuestra felicidad no tenía límites. La luz era la dueña de todos los rincones de nuestra casa. Incluso la noche nunca fue oscura, miles de estrellas brillaban y nos miraban envidiosas de nuestro amor.

Pero hoy la oscuridad ha nublado mis ojos, tu forma se ha vuelto turbia, imprecisa, emborronada como una mancha de tinta en un papel. La noche carece de estrellas, incluso la luna ya no brilla, oculta entre las nubes, llorando por nuestro amor perdido.

No te volveré a ver más. No me busques. La oscuridad hoy me envuelve y sólo cuento con una pequeña vela que se está consumiendo poco a poco.

Ilustración de Alicia Cuadrado

Texto de Paloma Sánchez
Ilustración original de Alicia Cuadrado

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