Ana M. Bautista



Los vivos ya no llaman a mi puerta,

porque ya no estoy viva y lo han notado.

Ya no quieren tenerme entre sus listas,

no hay sitio para mí entre sus palabras.

Ya no quieren llamarme porque piensan

que mi voz está muerta. Ya no buscan

mi emoción ni mis lágrimas. La nada

está tan cerca ahora que estás lejos,

la vida está tan débil, apagada

o a punto de apagarse.

Todavía

los muertos no han llegado hasta mi puerta,

porque aún no estoy muerta y lo han notado.

Aún no quieren tenerme entre sus filas,

no hay sitio para mí en sus ataúdes.

Aún no pueden llamarme porque piensan

que mi voz está viva y que no escucho

sus voces. Pero nunca había estado

tan cerca de la nada como ahora,

como ahora que estás en otra parte.


No estoy muerta, ni viva. Nadie llama

a mi puerta. Y me encuentro en este punto

entre la luz del Sol y las estrellas.

No he encontrado el camino hacia la nada

y tampoco el de vuelta a la cordura.

No me encuentro en tus noches, ni en tus días.

Mi nombre no se escucha en ningún sitio

porque nadie conoce la respuesta.

Nadie quiere venir a ver mis ojos

y tampoco despiezan mi cadáver

porque aún no estoy muerta y aún no sirven

mis tripas para el hambre de las bestias.

Nadie quiere comer sobre mi vientre.

Nadie vendrá.

Ni siquiera los buitres.


***

Ana Martínez Bautista nació en Madrid en 1994. Escribe y dibuja. Esta es la segunda vez que colabora con La Sombra: hace cuatro años ganó el XII Concurso de Poesía IES Antonio López. En la actualidad se encuentra estudiando Bachillerato Artístico en el Instituto Ramiro de Maeztu.

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