Jorge Riechmann


EL NAIPE DE LA MELANCOLÍA

José Antonio Gabriel y Galán, in memoriam

¿Pero qué representa

un puñado de palabras tasadas

para los muertos?

¿Qué servidumbres buscan

el país de sus lágrimas?

¿En qué panal hallaremos acomodo

para esquivar las soledades del crepúsculo?

Mensajeros químicos

tratan de asegurar enlaces imposibles

entre estratos de fondo:

pero lo necesario

es un trozo de pan, miga de besos,

taladrado hojaldre de verdad

tantas veces no

disponible



CON NUESTROS MUERTOS


1

No es que los muertos no hablen

decía el maestro Pasolini

es que hemos perdido la costumbre

de escucharlos


2

Con nuestros muertos

¿qué hacemos?

¿Dejamos cada noche el vaso de agua

y el panecillo de fósforo sobre la mesa

de la alcoba vacía?

¿Apuramos

las líneas de una página a punto de borrarse

porque no se alcanzó a completar la lectura?

¿Con el viento tuerto conversamos a trancos

acerca de la importancia de las formas?

¿Ayudamos un poco

a tanta lentitud que no encuentra su cauce?

¿Sin reivindicar desolación ninguna

ofrecemos

nuestros ojos para mirar

y nuestro corazón donde sestean jeroglíficos

y nuestros labios

torpes para besar

la boca que no está?

Del libro inédito El común de los mortales


Jorge Riechmann (Madrid, 1962) es uno de los poetas actuales que más brillantemente levantan la costra de anestesia de nuestra sociedad. Es Licenciado en Ciencias Matemáticas por la Universidad Complutense de Madrid, Doctor en Ciencias Políticas por Universidad Autónoma de Barcelona, profesor titular de Filosofía Moral en la Universidad de Barcelona desde 1995 y en la Universidad Autónoma de Madrid actualmente. Milita en Ecologistas en Acción y en Izquierda Anticapitalista.

Su obra poética ha recibido ya numerosos premios: el Premio de Poesía Hiperión en 1987, el Premio «Feria del Libro de Madrid-Parque del Buen Retiro» en 1993, el Premio Nacional de Poesía «Villafranca del Bierzo» en 1996, el Premio Jaén de Poesía en 1997, el Premio Internacional Gabriel Celaya de Poesía en el 2000, el premio Ciudad de Mérida 2008; también en el año 2000 se le concedió el Premio Stendhal de traducción.

Además de sus numerosos ensayos (impregnados de su activismo ecologista admirador de Manuel Sacristán), ha publicado en poesía: Cántico de la erosión (1987), Cuaderno de Berlín (1989), Veintisiete maneras de responder a un golpe; Material móvil (1993), El corte bajo la piel (1994), Baila con un extranjero (1994), Amarte sin regreso (poesía amorosa 1981-1994) (1995), La lengua de la muerte (1997), El día que dejé de leer El País (1997), Muro con inscripciones (2000), La estación vacía (2000), Desandar lo andado (2001), Poema de uno que pasa (2003), Un zumbido cercano (2003), Anciano ya y nonato todavía (2004), Ahí te quiero ver (2005), Poesía desabrigada (2006), Conversaciones entre alquimistas (2007), Como se arriman las salamanquesas (2007), Rengo Wrongo (2008), Las artes de lo imposible (edición manuscrita con CD con la voz del autor y la serie de fotografías «Las ruinas vivas», del propio autor, 2010).

Ha abordado la reflexión estética en Poesía practicable (1990), Canciones allende lo humano (1998), Una morada en el aire (2003) y Resistencia de materiales (2006). Tuvo la generosidad de regalarnos el poema que abrió el número 1 de nuestra revista en 2003 y ahora nos vuelve a dar muestras de su lúcida y necesaria mirada en estos inéditos.

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